En los últimos tres días, hemos sido testigos de una ola de inseguridad y violencia que nos ha dejado consternados y con el corazón roto. A Morena la mataron dos motochorros que le robaron el celular y la mochila, tenía 11 años y estaba yendo a la escuela. A Juan Carlos Cruz, lo mataron de un tiro en la cabeza para robarle el auto, era médico y tenía 55 años. A Nelson, lo mataron ladrones que entraron a su casa, era profesor y tenía 56 años.
Estas historias desgarradoras nos enfrentan a la cruda realidad de la violencia desenfrenada que azota nuestras calles. Es un recordatorio doloroso de cómo la inseguridad puede irrumpir en las vidas de las personas, arrebatándoles sus sueños y oportunidades.
La violencia, las drogas y la falta de empatía son males que se entrelazan, formando una red oscura que amenaza nuestra paz y bienestar, permitiendo que la violencia y las drogas ganen terreno en nuestras vidas y comunidades.
En este momento crítico, no podemos quedarnos en silencio. Debemos unirnos como voz colectiva para rechazar la inseguridad y exigir un cambio real en nuestras sociedades. No podemos permitir que la inseguridad, el miedo y las drogas continúen definiendo nuestro presente y futuro. Debemos exigir una sociedad en la que todos puedan vivir sin temor, en la que la empatía prevalezca y en la que el apoyo sea una mano extendida hacia aquellos que luchan.
Y recordemos, como ciudadanos conscientes, que tenemos una oportunidad para influir en nuestro futuro. Este domingo es un día de decisión, un día en el que podemos expresar nuestra voz a través del voto. Votemos con conciencia, con la visión de un país que lucha por la seguridad y la justicia.
Cambiemos esta historia de dolor y pérdida. Honremos las vidas perdidas luchando por un cambio real. Compartamos nuestras voces, unamos nuestras fuerzas y busquemos soluciones concretas. Cada pequeño paso cuenta en la lucha por un mundo más seguro, compasivo y humano





