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“Hablar es poder”: Julieta y la verdad que incomoda al Día Mundial contra el Abuso Infantil

El testimonio de una mujer que, 45 años después, transforma su historia en un llamado urgente para proteger a las infancias y romper el silencio que todavía encubre miles de abusos.

Cada 19 de noviembre, el Día Mundial para la Prevención del Abuso de Niñas, Niños y Adolescentes obliga a mirar una realidad que muchas veces se evita. En Argentina, 1 de cada 10 mujeres entre 18 y 49 años fue víctima de abuso sexual en su infancia o adolescencia.
Pero detrás de cada cifra hay un nombre, una vida, una historia que marca para siempre.
Esta es la historia de Julieta, sobreviviente, madre, mujer, que hoy decide volver a hablar porque —como repite con convicción— “hablar es poder”.

La voz que vuelve: “Tenía solo 5 años”

“Cada 19 de noviembre —y en miles de momentos de mi vida— vuelvo a esa historia”, escribe Julieta. Una historia que comenzó cuando apenas tenía 5 años, una edad en la que la vida debería ser juego, risa y descubrimiento.

Recuerda a la Julietita pequeña, de vestiditos combinados con amor por su mamá, simpática, alegre, protagonista de los actos del jardín.
Pero no tarda en interpelar al lector:
“¿Y qué importa cómo vestía? ¿Y qué importa cuán simpática era en 1980? Tenía solo 5 años.”

Y entonces lo dice sin rodeos:
“Fue mi primo, de 20, quien abusó de mí y me robó una parte de mi infancia.”

Cuando la memoria calla, el cuerpo habla

Durante 20 años, Julieta no recordó lo ocurrido. La amnesia infantil, un mecanismo de supervivencia psicológico, la protegió del recuerdo, pero no de las sensaciones:

“Cada vez que lo veía tenía vómitos, náuseas, descomposturas.”

Fue recién en terapia cuando la memoria regresó con fuerza, con detalles, con sensaciones que su cuerpo había guardado desde los 5 años:
“Recordé todo. Cada detalle.”

Ese proceso fue doloroso, pero también liberador.

Sobrevivir, sanar y reconstruirse

“Hoy puedo decir que sané”, afirma.
Formó una familia amorosa, con dos hijos y un compañero “a prueba de todo”.
Pero su impulso por hablar no es solo personal:
“Sigo hablando por las personas que aún no pueden, por las que se quedaron en el camino, y también por mí, porque me reinventé desde el dolor.”

A lo largo de su relato, Julieta regresa a una frase que resume su vida:
“Me pusieron a prueba desde los 5. Hoy tengo 50. ¿Cómo no voy a ser fuerte? ¿Cómo no voy a poder con TODO?”

El abusador suele estar cerca

Julieta repite lo que organizaciones, especialistas y sobrevivientes dicen desde hace décadas:
“La mayoría de las veces, el abusador está muy cerca.”

Una verdad incómoda.
Una verdad que, sin embargo, es clave para la prevención.
Una verdad que todavía muchos prefieren ignorar.

Romper el silencio para salvar vidas

“El silencio protege al abusador, nunca a la víctima”, advierte Julieta.
Hablar, denunciar, pedir ayuda, acompañar: cada una de estas acciones puede cambiar o salvar una vida.

Su mensaje final está dirigido tanto a la sociedad como a quienes han vivido lo que ella vivió:

Escuchá sin juzgar.

Mirar alrededor es un acto de responsabilidad.

Creerle a quien habla puede ser decisivo.

Y a las víctimas:
“No fue tu culpa. No estás sola. Tu voz tiene poder.”

Que el 19 de noviembre no sea solo una fecha

El testimonio de Julieta expone un problema estructural que requiere políticas integrales, acceso a la justicia, educación sexual, acompañamiento psicológico y una sociedad dispuesta a mirar lo que duele.

Ella lo resume con contundencia:
“Que este 19 de noviembre sea un punto de inflexión. Hagamos visible lo que tantos quieren callar.”

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